Traje Y Tupper: la rutina disfrazada de éxito

La ansiedad de estar despierto y desganado, horas de sueño acumulado, trasnochar por la carga de trabajo, es la historia de más del 80% de becarios que atraviesan cualquier proceso de formación al finalizar una carrera en España. Traje y Tupper es un cortometraje dirigido por Jose Ocaña y Julián Galindo junto con la colaboración de la Raíz Producciones. 

Lanza un mensaje corto al público con la siguiente reflexión: Cómo se ha normalizado que un salario mínimo de 300 euros defina a más del 80% de becarios en nuestros país”, afirmaba el productor de la obra, Julián Galindo durante la presentación del cortometraje, que se estrenó el 27 de Mayo en el Teatro Galileo Galilei.

“Acabas de llegar y sales el primero”

El actor Mark Bonnin, (Alex) y protagonista principal del cortometraje, actúa como el abogado becario del despacho Montilla Client y Rocío Marín, como la jefa exigente del despacho de abogados. Esta ordena a Alex realizar diversas tareas que le corresponden como becario de prácticas sin realmente reconocer su esfuerzo.

En algunas de sus exigencias, la abogada le pide al becario que cierre el contrato de una “cantante hortera”, mientras le pide “una reserva en la sala de reuniones para el Martes a las 18:00”, a penas unos minutos después de lo pedido anteriormente. Alex tiene un proyecto que terminar antes de las 15:00 y dedica su esfuerzo y varias horas de sueño para llevarlo a cabo. En la mañana de la entrega, la jefa lo felicita con las siguientes palabras: “tienes talento y en 15 años puede ser socio”, una esperanza que se desvanece en el momento en el que el becario descubre un fallo en el caso que ha investigado.

El abuso de poder

La actriz de Traje y Tupper, Rocío Marín, comentó que durante la producción de la serie, uno de los retos a los que ella se afrontaba era entrar en el papel de una figura “autoritaria” que apenas simpatizaba con el becario. “Lo más anecdótico para mi ha sido poder representar a una mujer así, yo siempre he sido cómica”. Esa figura más tarde se refleja cuando la jefa rechaza la investigación de Alex al darse cuenta de que no les conviene profundizar en el caso para mantener la imagen de la empresa: “No te pagamos para pensar o averiguar nada”.

¿Cómo me llamo?

La frustración es uno de los síntomas más preocupantes que sienten los becarios a lo largo de su experiencia como futuros profesionales de cualquier sector.

En la película se aprecia cómo la ansiedad que se genera al trabajar horas extras y la falta de descanso, termina en en cabreo de Alex y se desahoga con la siguientes palabras: “por llevar el mismo traje te crees el mejor pero no eres eres la misma mierda”. El joven termina renunciando a su trabajo y a la salida se encuentra con su jefa a la que pregunta por su nombre, ella responde con silencio al no acordarse de él, dándole la razón a Alex y confirmando el mensaje que lanzan los productores Jose Ocaña y Julián Galindo a través del cortometraje, y es que “somos un número ante los ojos de las empresas”, y esto se refleja en la labor del becario, el cual no ha sido reconocido a pesar del esfuerzo y empeño que hay detrás de un “Traje y un Tupper”.

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