‘STOLPERSTEINE’: EL TROPIEZO DEL OLVIDO

A lo largo del camino que es nuestra vida, hemos tropezado con diversas piedras que nos han permitido aprender de alguna situación o experiencia. Esas piedras, en nuestras mentes, no caen en el olvido y permiten evitar  que caigamos en los mismos fallos. Algo así sucede con ‘Stolpersteine’, también conocidas como «piedras de la memoria».

‘Stolpersteine’ es una palabra alemana que significa «una piedra en el camino que nos puede hacer tropezar» y, este término, fue empleado por el artista Gunter Demnig para llevar a cabo un proyecto. Esta iniciativa tenía como fin crear un monumento exhortativo con el que conmemorar a todas aquellas personas asesinadas, torturadas o deportadas por el partido nacionalsocialista cuando llegó al poder.

La idea le nace al artista alemán hace 33 años, en diciembre de 1992, en la ciudad de Colonia para ser más exactos. En dicha fecha, el berlinés fue el encargado de inaugurar una placa en homenaje de 1.000 personas de la etnia gitana, llamada Roma y Sinti, y que habían sido detenidas y deportadas por los nazis. La historia le dejo tan impactado que se vio impulsado a informarse más aún acerca del suceso, llevándole a recopilar más datos a través de archivos e incluso testigos.

Durante su investigación, habló con diversos vecinos de la ciudad, los cuales para su sorpresa, desconocían los hechos sucedidos e incluso los nombres de estas víctimas que habían formado parte de la comunidad. Por ello, Gunter, se vio en la obligación de devolverlos al lugar de donde nunca deberían haber sido expulsados: sus hogares, puestos de trabajo o lugar de desaparición.

Para homenajearlos, el artífice pensó en crear un adoquín hecho a mano con una placa de latón en el que se distinguiera la inscripción «aquí vivió, aquí trabajo o aquí eligió la muerte» junto al nombre y fecha de nacimiento de una víctima del nazismo. La idea era insertarla en el pavimento de las calles para que, de alguna manera, se integrara a los afectados en el paisaje cotidiano e historia de sus pueblos.

Todo esto provocó que, en 1994, Demnig ya hubiese construido en su taller 250 piezas. Estas las comenzó a colocar sin permiso del ayuntamiento de Colonia, el 4 de enero de 1995, frente a las casas de las víctimas o en sus puestos de trabajo. En 1997, le fue permitido colocar legalmente sus dos primeras piezas por la administración de la localidad de Salzburgo (Austria), en honor de los testigos de Jehová represaliados en la ciudad. Y, no fue hasta los años 2000 cuando realmente llegara a ganar peso, convirtiéndose en el monumento recordatorio más descentralizado del mundo. Actualmente, existen más de 60.000 adoquines, ubicados en más de 1.800 ciudades de Europa. España cuenta con cerca de 1000 placas instaladas entre las 100 localidades que han participado en el proyecto.

Sin duda, ‘Stolpersteine’, es una gran solución con la que dejar de estar en deuda con la historia y los protagonistas de la misma. Quizá, algún día cuando andemos por las calles de nuestra ciudad, nos demos de bruces con uno de estos monumentos y con la historia de algún vecino de nuestra comunidad. De esta manera, será el olvido el que tropiece con el recuerdo, y no al contrario.

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