Se apagaron las luces y cayeron los primeros acordes que marcaban el inicio de ‘La Madrugá’ e invitaban al fervor de los presentes. «Ahí viene con su chaqueta amarilla», se le escuchaba a una voz femenina cuando asomaba por el escenario la figura de Daniel Martínez de la Ossa, conocido mayormente como Delaossa.
El 19 de marzo un imponente Palacio Vistalegre se veía sumergido entre un barullo expectante y silbidos similares a los de una olla express indicando que el plato ya está listo. Repentinamente se hizo el silencio. El malagueño ya se encontraba en el borde del escenario con semblante serio pero desenfadado. «Por fin llegó el día. Después de muchos años soñando con este momento, después de muchas noches en la cama soñando como sonaría ‘La Madrugá’. Sin saber cómo hacerlo, sin saber cómo llevar a cabo un propósito así, pero siempre con algo claro…y es que iba a ser un disco inolvidable. Bienvenidos a La Madrugá.« decía el cantante para dar inicio al evento.
La intriga por conocer los tracks del disco provocaba que los cuerpos estuvieran inquietos, y el movimiento de los mismos iban in crescendo al ritmo del conjunto de bombos y hi hats de la batería del primer sencillo del álbum que invitaban a saltar frenéticamente. Sin embargo, el desenfreno no se desata entre los espectadores hasta unos segundos después, cuando varias personas comienzan a entrar al escenario ordenadamente y a ocupar su asiento en dos impolutos sofás blancos situados a los laterales de la escena. Entre las caras de los recién llegados se pueden reconocer algunas, como eran las de Raggio, Easy-s o Saske entre otros.
La imagen de nuestro esperado mesías en el centro y su compañía a los laterales dejaba una estampa similar a ‘La Última Cena’ de Da Vinci pero en esta ocasión era nada más que el inicio del convite. El olor a cerveza derramada no era lo único que se podía respirar en el ambiente, la alegría ganaba cada vez más peso en el mismo, ya no solo por la situación sino por ver al artista en un punto vital tan álgido.
Cada canción desentrañaba un poco más el proceso de sanación en el cual el artista andaluz se ha visto sumergido. Cada frase era una conversación reconciliadora consigo mismo, que a su vez dejaba el corazón a flor de piel a todos los asistentes. En las caras de los espectadores podía apreciarse el esfuerzo de contenerse el llanto, aunque este no emanaría hasta unos segundos después, momento en el que el intérprete le dirige unas palabras a una persona especial para él. «En 2021, estaba en un pozo sin fondo, sin saber salir de ahí… en un callejón sin salida. Tantas noches sin saber cómo mejorar, cómo hacer el cambio que al final acabé haciendo… y viendo ‘La Madrugá’ a lo lejos y no sabiendo como hacer el disco. En esas noches frías y oscuras siempre tenía una ilusión, la ilusión era hacer sentir orgulloso a mi padre que está aquí con nosotros hoy. Feliz día del padre Papá» dijo el artista.
Cada palabra del emotivo mensaje se sintieron como golpes directos en los corazones de los presentes, que terminaron por desnudarse del todo y dejaban caer las primeras lágrimas. Delaossa ya no mostraba un temple frío de artista, solo una parte humana que le empujaba a abrazar a su padre como aquel pequeño niño que fue y llorar de emoción junto a él mientras sonaba de fondo una canción conmemorativa hacia el cabeza de familia. Una vez cesa la misma, el show debe continuar y el llanto debe quedar lo suficientemente apartado como para mantener la cabeza centrada y continuar con lo planeado.
Con cada tema que se iba revelando del disco, se podía leer fácilmente el gesto de aprobación en las personas que nos encontrábamos allí. La esencia de ese orgullo andaluz que caracteriza al cantante se mantenía, sus orígenes en el hip hop seguían estando presentes y a la par se podía ver como la ambición por nuevos estilos y ritmos florecía. Los featurings no faltaban tampoco en el trabajo, incluso algunas figuras colaboradoras hicieron acto de presencia en el evento, como fue el caso de Recycled J o Pepe y Vizio.
Una vez llegado el momento de escuchar el último sencillo, el rapero dedica unas palabras a cada una de las persona que le acompañaban y estas se van uniendo a él por sus costados para proceder a la escucha final del álbum. La melodía comienza a sonar y el sollozo comienza a brotar de nuevo. De pronto, la luz de la linterna de un móvil se une a otra y así sucesivamente hasta formarse una auténtica constelación de estas. La sensación es idéntica a la de una noche estrellada durante la madrugada. De esta manera, Delaossa se reconciliaba con Daniel y demostraba que «la madrugá» puede parecer tardía pero también temprana para cambiar o marcar el inicio de algo, como el de su disco que verá la luz el 20 de marzo a las 21:00 horas.