La Acompañante, protagonizada por Jack Quaid y Sophie Thatcher consigue crear un clima cínico, divertido y de lo más entretenido para esas tardes en la que solo buscas un momento de evasión
La inteligencia artificial es uno de los debates más discutidos en la actualidad. Es más, no se trata solo de unos avances que afecten a esferas puramente tecnológicas, sino que han revolucionado la mayoría de sectores como es el caso de la cultura y, en concreto, del sector cinematográfico. Las polémicas por la utilización de estos nuevos recursos han estado más que presentes en grandes producciones estadounidenses como The Brutalist, por la que el actor Adrien Brody se llevó la estatuilla a mejor actor, o Emilia Pérez, que a pesar de la gran decepción que acabó siendo, también alcanzó algunos galardones significativos como mejor canción original o mejor actriz de reparto. Por eso, en este marco en el que la IA ha causado tanto innovaciones positivas como daños evidentes, hasta el punto de ocasionar una huelga masiva en Hollywood, no es nada inesperado que las cintas del séptimo arte apuesten por esta temática tan polémica y trascendental.
Es el caso de La Acompañante (o Companion, como se titula en idioma original), un largometraje de 2025 dirigido por Drew Hancock y producido por Zach Cregger y Rapahel Margules, entre otros. Con grandes intérpretes como Jack Quaid, conocido por la serie de ficción irónica The Boys, Sophie Thatcher, que ha salido recientemente en Heretic y The Boogeyman, Megan Suri, conocida por la serie adolescente Yo Nunca y Lucas Gage, que se le ha visto en películas como Smile 2 o Read House. A partir de este reparto joven y fresco, nos presentan a una pareja, Josh e Iris, que se conocen en un supermercado tras un incidente divertido y muy prototípico de comedia romántica. Ambos acuden a pasar el fin de semana a la casa de un multimillonario misterioso que tiene una relación extramatrimonial con una de las amigas del papel encarnado por Quaid. Así, con un planteamiento inocente pero entretenido, nos muestran, poco a poco, una serie de rasgos peculiares que convierten en Iris en una persona non grata para la mayoría de los presentes.
El que se puede considerar el plot twist principal de la cinta se releva a mitad de ella, dejando el mismo efecto que un cuadro renacentista: la profunda y atractiva Sophie Thatcher esconde, en realidad, algo más que una cara bonita. Inesperadamente, el elenco se verá inverso en un círculo de muerte, sangre y mala suerte que dejará ver tanto sus mejores como sus peores caras. De esta forma, La Acompañante, a través de sus 97 minutos de duración, logra crear un paisaje interpretativo simple pero eficiente que logra que conectes hasta con los individuos menos inhumanos de su universo narrativo. Aunque no es un largometraje que destaque por su originalidad, sus efectos especiales o su fotografía —de hecho costó solamente 10 millones de dólares— sí consigue de forma notable su objetivo, dejando un buen sabor de boca a esos espectadores que tan cansados están de enrevesadas producciones de eterna duración. No se trata de una idea ambiciosa, pues su único fin es claro: entretener. Y aún así, logra permanecer en la mente del espectador más que muchas otras del estilo que sí pecan de pretenciosas.
En términos simples, La Acompañante es la opción perfecta para pasar un buen rato, disfrutar de una película interesante y sin pretensiones que hará más amena una tarde de lluvia o una mañana de domingo. Y, a veces, a la cultura no se le pide más que eso: que nos evada el tiempo suficiente de nuestra realidad.