Javier Cercas presenta El loco de Dios en el fin del mundo

La presentación del nuevo libro de Javier Cercas, «El loco de Dios en el fin del mundo» (Random House), tuvo lugar en el Instituto Cervantes, el lunes 31 de marzo. Se trata del libro solicitado por Lorenzo Fazzini, responsable de la editorial de la Santa Sede. Por primera vez el vaticano le abre sus puertas a un escritor ateo dándole absoluta libertad en sus escritos.

El autor compartió su visión y reflexión acerca de la obra, en la cual tiene como eje su viaje a Mongolia con el Pontífice en 2023: “No he hecho una defensa de la Iglesia, lo que trato de entender es cómo piensa y funciona la institución”. La literatura está para entender, que es lo contrario de justificar. Entender es dar los instrumentos para no volver a cometer los mismos errores, señaló. A su vez, comentó que “creer en Dios es una necesidad básica del ser humano”, declaró Cercas.

Novela sin ficción, El loco de Dios en el fin del mundo, es una suerte de relato detectivesco que gira en torno de la figura de Jorge Bergoglio y un misterio irresoluble: la promesa de la eternidad y de la existencia de un más allá en el que, entre tantas cosas, una madre podría reencontrase con el marido que perdió.

El Papa eligió el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís, un santo católico del siglo XIII conocido por su dedicación a la pobreza, la simplicidad y la protección del medio ambiente. Durante la elección papal en 2013, Bergoglio contó que, mientras estaba en el cónclave, el cardenal brasileño Claudio Hummes le dijo: «No te olvides de los pobres».

Esto le recordó a Bergoglio la figura de San Francisco de Asís y decidió adoptar su nombre como un símbolo de su compromiso con la justicia social y la opción preferencial por los pobres. Al elegir el nombre de Francisco también buscaba destacar la importancia de la humildad, la simplicidad y la conexión con la naturaleza, valores que están en el corazón de la espiritualidad franciscana.

Entonces, ¿es tan excepcional que el papa visite un país de la periferia o de eso que solemos llamar periferia? Un país de nuestra periferia religiosa, porque Mongolia es una sociedad de aplastante mayoría budista y minúscula minoría católica, pero también de nuestra periferia política y geográfica, porque Mongolia es un país alejado de los grandes centros de poder y huérfano de relevancia política, económica o geoestratégica, salvo por el hecho de hallarse encajado entre dos imperios, el ruso y el chino, que durante siglos se lo disputaron.

No es para nada excepcional ya que, a juicio del obispo de Roma, el cristiano ideal es el misionero porque “es el que se parte la cara”. Javier Cercas reafirmó que Francisco tiene “una visión misionera de la Iglesia”, ya que concibe la labor de ésta “desde los márgenes”.

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