Hacer las cosas “por amor al arte” siempre se ha tomado a la ligera, pero esta vez, no se trata de un amor pasajero, más bien, se trata de una obsesión que traería muchos problemas.
Estamos hablando de René van den Berghe o mejor conocido como “Erik el belga”, un anticuario nacido en Bélgica, que se hizo famoso por ser uno de los ladrones de arte más prolíficos del siglo XX.
Museos, palacios, Iglesias… Erik el belga se atrevía a robar obras de arte de cualquier sitio
Todo empezó a sus 25 años, cuando fue inducido a robar, por culpa de la pasión obsesiva de varios coleccionistas. Y, a pesar de que le exigían obras que nunca habían llegado a pasar por las manos de Erik, los coleccionistas eran conocedores del lugar de estancia de estas, lo que hacía que Erik obtuviese esa información más fácilmente.
La primera detención policial que sufrió Erik fue en 1966, en Soria, cuando iba con intención de robar la Catedral de El Burgo de Osma.
¡Así fue como hasta entonces Erik cometió más de 600 robos de arte en toda Europa!
Por desgracia, el país favorito para robar para Erik, era España, especialmente la zona de Castilla la Mancha y otras zonas norteñas como Aragón, Cataluña y La Rioja, con la excusa de que “Aquí está cogiendo polvo, es mejor que me lo lleve y lo cuide yo”.
De hecho uno de los mayores golpes fue el de las tablas de Pedro Berruguete en la iglesia de Santa Eulalia de Paredes de Nava (Palencia), fue uno de los hurtos más espectaculares debido al alto valor de las pinturas, destacadas del primer Renacimiento hispano.
Erik solía utilizar la ayuda de bandas locales para sus robos para no involucrarse directamente en los hurtos. Otras veces negociaba o compraba las piezas a los curas u obispos.
Pero los años no pasan en vano
Erik el belga decidió entregarse a la policía en 1982. Explicó que la razón por la que hizo esto era que “los años ya pesaban, quería tener una vida normal, casarme y asentarme en España. Quería estar en paz con el hombre y con la iglesia”.
Tras 35 meses en la cárcel, el natural de Bélgica fue soltado porque devolvió más de 1500 obras, quedando absuelto de 14 juicios de robo contra el patrimonio histórico artístico. Empezó a colaborar con la policía nacional y se instaló en Málaga donde publicó sus memorias, llamadas “Por amor al arte” .
Finalmente, Erik el belga murió a los 81 años el 19 de junio de 2020 en Málaga debido a un infarto
Ahora, independientemente de la posición en la que nos coloquemos respecto a este “caco”, Erik el belga nos lanza una pregunta sobre la que podemos y debemos reflexionar: ¿Es la ausencia un símbolo tan o más fuerte que la presencia?. Erik nos ha demostrado que es cierto, y nosotros, personalmente opinamos que hay entidades, objetos o personas, que siempre serán más recordadas por su ausencia que su actual presencia.
Por eso, aunque el mito o leyenda de Erik el belga, haya aterrorizado Europa durante los años 70, hay una cosa que hemos podido aprender de él, y esa es que hay que disfrutar y cuidar de la presencia de lo que es originalmente “nuestro” de forma personal o colectiva, ya que, nunca tendremos la certeza de que cuando será la última vez que podamos hacerlo.