No tenemos duda que en la actualidad, la moda y el status que esta conlleva, se entrelaza con la vida diaria y los eventos más icónicos del mundo del cine, deporte, música… Y con el auge de las redes sociales, la Fórmula 1 no ha dejado indiferente al mundo de la moda y del lujo. No solo es un deporte emocionante cargado de adrenalina y disciplina, sino que se convirtió en una plataforma para la moda, especialmente en lugares como Mónaco, donde el glamour y el lujo se entrelazan con la velocidad y la competitividad de las escuderías.
Mónaco: La pasarela del motor
Desde sus inicios en 1929, Mónaco atrajo a la alta sociedad, ya que el evento coincidía con la temporada de lujo de la Riviera francesa. A medida que esta carrera se consolidó como una cita ineludible para los aficionados al automovilismo, también se convirtió en un evento social de la alta sociedad. Celebridades, miembros de la realeza y personalidades del cine acudían no solo para ver la carrera, sino también para ser vistos, lo que inmediatamente comenzó a asociar el Gran premio de Mónaco con el glamour y la moda.
En la década de 1960, el aumento de figuras públicas en los circuitos aumentó el interés de la televisión y de las marcas en estar presentes en las carreras y posicionarse dentro de este deporte. La moda y el estilo empezó a llegar a los pilotos y sus equipos. Desde Ayrton Senna con sus cascos llamativos y coloridos, hasta los accesorios personalizados de Michael Schumacher. El engagement de este deporte aumentó y marcas de streetwear empezaron a embarcarse en el mundo de la Fórmula 1. El estilo de los pilotos fuera de la pista también se hizo más profesional, con marcas como Tommy Hilfiger y Prada ganando terreno en las apariciones públicas de los pilotos. Los cascos de los pilotos continuaron siendo una forma importante de autoexpresión, con Fernando Alonso, Kimi Räikkönen, y otros diseñando cascos cada vez más llamativos.
Con el paso de los años, las marcas de lujo han buscado estrechar lazos con la Fórmula 1, y especialmente con el Gran Premio de Mónaco. Un ejemplo claro de esta fusión entre la moda y el automovilismo es la colaboración entre marcas de alta gama y los equipos. Por ejemplo, marcas como Richard Mille, TAG Heuer y Hublot, con sus relojes exclusivos y ediciones limitadas inspiradas en el automovilismo, creando productos que celebran tanto el lujo como la velocidad.
El estilo fuera de la pista: Paddocks
Mientras los pilotos se preparan para la carrera, los paddocks se convierten en un lugar donde las celebridades, los patrocinadores y las figuras públicas del automovilismo se mezclan. La alta costura está presente en las entradas de los pilotos y en cada persona que asiste a los paddocks. Las redes sociales una vez más, han potenciado esto en los últimos años, creando una esfera y un estilo de vida asociado a los pilotos y sus parejas mayoritariamente.
Tras el éxito que supuso en Netflix Drive to survive, serie centrada en cada temporada de los pilotos, la audiencia de este deporte aumentó. Además de las carreras, a la generación Z les interesa conocer más acerca del lifestyle de los pilotos y las marcas han sabido jugar a la perfección con el sentimiento de aspiración que estos evocan. Lo vemos en Carlos Sainz, piloto español en Williams Racing, tras su reciente salida de la escudería Ferrari, que ha sido la cara de marcas como L’Oréal Paris o Hackett London este último año. O en cómo toda la afición tifosi, se pronuncia en redes al ver a Charles Leclerc y su pareja Alexandra Saint Mleux y los posicionan como la pareja de moda en los paddocks.
Pero, ¿Cómo entraron del todo las moda de lujo en la Fórmula 1? Chanel en el desfile de Montecarlo el pasado 2023 nos dejó las primeras pistas. Presentaron una colección llena de pequeñas referencias de este deporte, presente en monos, gorras, guantes de cuero y cascos, mezcladas con elementos propios de la casa francesa.