Cuando Sexo en Nueva York llegó a la pantalla en 1998, no solo introdujo historias sobre relaciones, sino que también revolucionó la moda. De los inconfundibles Manolos de Carrie Bradshaw a los looks clásicos de Charlotte York, cada prenda contaba una historia, y cada accesorio, un mensaje. Pero, ¿cómo una serie de televisión cambió nuestra forma de ver el vestuario y el amor?
MODA Y CULTURA NEOYORKINA EN LOS 2000
Años 90, auge de la moda y firmas de lujo, llegada de las super modelos y por lo tanto, un mundo de revistas llenos de referentes de moda y lifestyle. No podemos negar que la televisión siempre ha tenido un impacto directo en la moda y las tendencias. Y podríamos decir que la serie que sigue influyendo en la moda a día de hoy por excelencia es Sex in the city. La ciudad que nunca duerme, los cosmopolitan, las firmas y tendencias más innovadoras y sin duda, los personajes más carismáticos se unen durante 6 temporadas.
Sin irnos lejos, el impacto de la serie en España fue tan grande que muchas de las tendencias de moda, las frases más icónicas de los personajes como «Hola, mi nombre es Carrie Bradshaw y soy una adicta a las compras» y la forma en que se trataban los temas de las relaciones influyó enormemente en la cultura pop española de la época. La moda se convierte entonces en una forma de empoderamiento.
La serie, protagonizada por Sarah Jessica Parker, Kristin Davis, Cynthia Nixon y Kim Cattrall, ofrecía un desfile continuo de estilismos atrevidos, sofisticados, y, sobre todo, personales. Cada personaje tenía un estilo muy definido: desde la feminidad clásica de Charlotte hasta el empoderamiento sensual de Samantha. Pero fue Carrie, con su mezcla ecléctica de alta costura y hallazgos vintage, quién se robó el show. ¿Quién puede olvidar el famoso tutú blanco del primer episodio o los Manolos que se convirtieron en objeto de deseo instantáneo?
CADA LOOK, UNA DECLARACIÓN DE IDENTIDAD
La estilista detrás de este fenómeno, Patricia Field, no solo vistió a las protagonistas: convirtió cada look en una declaración de identidad. Su enfoque rompedor ayudó a que el mundo empezara a ver la moda no solo como algo estético, sino como una extensión del carácter.
Durante sus seis temporadas, la serie dictó tendencias. Lo que Carrie usaba, todo el mundo lo quería. Bolsos Fendi baguette, collares y anillos con anagramas enormes, zapatos Louboutin… todo se disparaba en ventas después de aparecer en pantalla. Sexo en Nueva York convirtió la moda en una protagonista más del relato, y su influencia se dejó sentir en escaparates y calles de todo el mundo.
También cambió el comportamiento del consumidor: se comenzó a ver la moda como una forma de autoexpresión, más allá de la funcionalidad o las normas tradicionales. Incluso democratizó el acceso al lujo, mostrando que podías mezclar prendas de diseñador con hallazgos de mercadillo y aún así ir a la moda. Décadas después, Sexo en Nueva York sigue influyendo. Con el regreso de sus personajes en And Just Like That…, el público volvió a enamorarse del estilo inconfundible de sus protagonistas. Las nuevas generaciones, nacidas después del estreno original, redescubren los looks icónicos a través de redes sociales como Instagram o TikTok.
Marcas emergentes citan la serie como inspiración, y el concepto de “vestir como Carrie” sigue siendo un mantra entre los fashionistas. Ya funcionó en su día con marcas como Fendi, Oscar de la Renta, Louis Vuitton, Prada…La televisión fue su escaparate y ellas, sus musas.